jueves, 16 de abril de 2009

16 de abril de 2009

¡Llueve en el Sahara!

El Land Rover atravesada a toda velocidad el campamento de El Aaiúm, nos detenemos de repente. -¡Desde aquí, rueda unas panorámicas!. A lo lejos distingo un pequeño remolino de arena que me llama la atención, lo ruedo. Minutos después, un viento huracanado nos azota sin compasión, de forma violenta. - ¡Todos al coche nos marchamos!. El viento cesa y tras de sí una suave y agradable cortina de agua lo va cubriendo todo, primero de forma suave, luego de forma continuada hasta convertirse en un repique de gotas sobre el coche, las jaimas y la arena, ¡llueve en el Sahara!

Pero esta no es la única lluvia que vi en el Sahara, hay otra, de un cariz muy diferente, esta vez la vi clara, como el agua.
De nuevo hay una tormenta a punto de estallar, están desesperados, la cuerda está muy tensa, se deshilacha. He visto la rabia, el odio, la desesperación, la frustración, la impotencia, la fuerza de la fe, la convicción de unos principios.

Creo que volverá a llover en el Sahara, pronto. Pero esta vez no nos gustará estar bajo el chaparrón y que las gotas bajen por nuestro rostro hasta tocar el suelo, esta vez, los extraños querremos estar lejos porque esa lluvia no es para la tierra.

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