sábado, 12 de julio de 2008

12 de julio de 2008

Ayer comentaba con alguien que había estado en los campamentos de refugiados lo duro que es esa vida, no te esperas que en medio de ese desierto pueda , no solo vivir gente, sino haber vida. Siempre que intento describir como es el lugar en el que se encuentran los campamentos acabo diciendo que hay que verlo para saberlo, que es indescriptible, yo puedo decir: "es un lugar inhóspito, con un calor impresionante y un viento que no cesa", pero sí, como en cualquier situación hasta que no la vives no te haces realmente a la idea, es como en una novela que lees, en el que se describe un lugar, tú te haces tú imagen mental de ese lugar, si algún día tienes la ocasión de visitarlo seguro que te cambia toda la perspectiva. Pues con esto es igual, pero sin embargo sí hay algo que puedo describir y contar y sé que acertarás y te harás una idea muy clara, y es sobre los Saharauis, te voy a decir como son: son atrevidos, nada tímidos; son curiosos; son cultos; sociables; amables; abiertos; generosos.


Cuando entras por primera vez en una jaima, ya será tú hogar para siempre, los tendrás ahí para toda la vida. Nada más llegar ya están sirviéndote algo de comida, agua o cualquier cosa que puedan compartir. Te mantienes curioso, intentando descifrar el galimatías del árabe, algo imposible. Los Saharauis hablan una derivación del árabe, el hassanía, con el que comparten un 80% de las palabras, es curioso, a mí me daba la sensación de que estaban discutiendo todo el tiempo hasta que de repente soltaban una carcajada. Por suerte para nosotros la mayoría de los niños y jóvenes hablan español, por lo que se convirtieron en nuestros inseparables compañeros. Lo del español de los Saharauis es interesante, te encuentras un Saharaui hablando con un acento andaluz cerrado y con una gracia especial, al rato hablas con otro que tiene acento catalán y otro más con acento canario, muchos de ellos pasan los veranos en distintos lugares de España y adquieren el acento de cada rincón.

El primer día que llegamos al Sahara veníamos agotados , ellos lo sabían y tuvieron la delicadeza de retirarse pronto, después de la bienvenida, para dejarnos descansar. Todos mis compañeros cayeron rendidos. Yo no pude, era demasiada la emoción que estaba viviendo en esos momentos que no pude resistir y salí de la habitación, al instante tres o cuatro niños ya estaban a mí alrededor cogiéndome de las manos, me llevaron a una jaima donde estaba toda la familia reunida. Allí fue donde conocí al abuelo Mohamed, me invitaron a pasar y allí me senté en el suelo junto a ellos , las preguntas comenzaron a llegar, ¿cómo te llamas?, ¿cuántos años tienes?, ¿estás casado?, ¿cuántos hijos tienes?, ¿porqué sólo tienes uno?,..... Yo respondía divertido a ese interrogatorio cariñoso que me hacía la familia Mohamed.
Para que se puedan situar un poco, como ya saben estamos en el campamento(wilaya) de Dajla , en el barrio (daira) Bin Nzarán, la familia que nos ha acogido es la familia Mohamed, compuesta por el padre, Mohamed, y sus seis hijas, que me perdonen por no acordarme de los nombres de todas, nosotros nos alojamos en la casa de Mariam. Es costumbre entre los Saharauis que las hijas vivan alrededor de su padre, cuando se casan montan sus jaimas y casas de adobe alrededor de sus padres, los hijos que se casen harán lo mismo alrededor del padre de su esposa. Pero ellos no tienen ese problema ya que son todo mujeres.

A partir de ahora ya sabemos donde estamos y como se llama nuestra anfitriona, Mariam Mohamed Salem.

1 comentario:

Tomatito dijo...

Hablemos de Mariam.
Mariam es una mujer saharaui, vive en condición de refugiada en un campamento de refugiados, en la wilaya de Dajla, en la inhóspita hamada argelina. Vive lejos de la civilización, a más de cinco horas en todo terreno a través del desierto.
Su tez de un moreno dorado y las líneas que se forman junto a sus ojos tanto si ríe como si permanece seria hacen pensar a quien la observa que ha pasado con creces los 35 años, y sin embargo tiene 28. 28 años. Tiene 28 primaveras, y en ninguna de ellas ha visto una sola flor.
Mariam no habla español, habla hassanía. Pero eso no impide que haya inolvidables conversaciones: hablan las manos, las miradas, los gestos, los detalles.
Mariam es humilde pero muy solidaria y hospitalaria, y si vienes de fuera te ofrecerá agua nada más verte. Le encanta el te, y cuando lo prepare serás el primero en recibir un vaso por ser el invitado. Aunque más que un invitado, pronto te sentirás como su propio hijo.
Para ella es un honor hacer que tu estancia sea más llevadera bajo las durísimas condiciones del desierto.
Mariam se despierta al amanecer todos los días. Viste melfa, habla rápido y cuando se ríe se lleva las manos a la cara, es muy expresiva.
No se qué tienen sus manos que consiguen hacer de un poco de camello y un poco de cuscús todo un manjar.
Mariam es mil cosas más que todo esto, es una mujer increíble. Fuerte, valiente, buena.

David, Mariam fue nuestra madre saharaui. Ahora ha tenido su primer hijo. Qué bueno.

Un abrazo, hermano