miércoles, 31 de diciembre de 2008

31 de diciembre de 2008

Aprovecho los últimos instantes de este año 2008 para escribir este último texto.

Tanto para mí como para la gente que me rodea y me lee creo que ha sido un año interesante, en el que he, hemos, descubierto muchísimas cosas sobre el pueblo Saharaui. Nos hemos acercado un poco más a una realidad cruda y palpable que sufren miles de personas diariamente, sin importar si es navidad, si es invierno, verano, si llueve, si no lo hace, si hace calor o mucho calor.

Conocer a los Saharauis para mí ha sido una experiencia única, me ha cambiado en muchísimas cosas, en mi forma de ver el mundo, de ver la justicia y sobre todo de ver al ser humano. Me han enseñado a ver las dos caras de la moneda, la de la insolidaridad y olvido, por parte de la ONU, los países del primer mundo y las grandes potencias y la cara de la fe y creencia en unos principios, algo que cualquier ser humano debería de tener como uno de sus valores principales, el pueblo Saharaui me ha hecho volver a creer en el ser humano.

Ahora que nuestro pueblo está en fiestas y todo son gastos y despilfarro por todas partes deténganse un momento y piensen que está pasando ahora mismo en el Sahara, en los campamentos de refugiados, sabemos que es otra religión y otra cultura y evidentemente no celebran las mismas fiestas que nosotros, pero si celebran fiestas, aunque parezca mentira, ahí, perdidos en la hamada argelina son y existen como pueblo, con todas sus costumbres, celebraciones y desengaños, pero sobre todo tienen un deseo común, de todo un país, volver a su tierra, poder caminar por sus calles, bañarse en sus aguas y descansar bajo sus palmeras, recorrer sus dunas y perseguir sus nubes.




Yo no pararé, el año que viene y como dije al principio de este blog, terminaré mi proyecto "El pueblo olvidado", con él terminará este blog, concebido para un fin concreto, pero yo no pararé, seguiré conociendo a los Saharauis y seguramente seguiré escribiendo sobre ellos y como cada día, tendré mis pensamientos para ellos. Y volveré al Sahara, seguro, y volveré con mis cámaras, seguro, y volveré a retratar al abuelo, seguro, y no pararé de tomar fotografías porque ellos transmiten lo que yo quiero captar, porque emiten un sonido muy especial que retumba cada día entre duna y duna, el sonido de la libertad.

1 comentario:

Tomatito dijo...

Macho el final del texto me ha encantado.

Veo lo que sucede en Gaza y siento odio, frustración, desesperación. Quizás esto lo siento con más fuerza ahora que me siento hermano del pueblo saharaui, un pueblo que al igual que el Palestino pide justicia y libertad.

Deivid Feliz 2009 para ti y para tu familia