Aprovecho los últimos instantes de este año 2008 para escribir este último texto.
Tanto para mí como para la gente que me rodea y me lee creo que ha sido un año interesante, en el que he, hemos, descubierto muchísimas cosas sobre el pueblo Saharaui. Nos hemos acercado un poco más a una realidad cruda y palpable que sufren miles de personas diariamente, sin importar si es navidad, si es invierno, verano, si llueve, si no lo hace, si hace calor o mucho calor.
Conocer a los Saharauis para mí ha sido una experiencia única, me ha cambiado en muchísimas cosas, en mi forma de ver el mundo, de ver la justicia y sobre todo de ver al ser humano. Me han enseñado a ver las dos caras de la moneda, la de la insolidaridad y olvido, por parte de la ONU, los países del primer mundo y las grandes potencias y la cara de la fe y creencia en unos principios, algo que cualquier ser humano debería de tener como uno de sus valores principales, el pueblo Saharaui me ha hecho volver a creer en el ser humano.
Ahora que nuestro pueblo está en fiestas y todo son gastos y despilfarro por todas partes deténganse un momento y piensen que está pasando ahora mismo en el Sahara, en los campamentos de refugiados, sabemos que es otra religión y otra cultura y evidentemente no celebran las mismas fiestas que nosotros, pero si celebran fiestas, aunque parezca mentira, ahí, perdidos en la hamada argelina son y existen como pueblo, con todas sus costumbres, celebraciones y desengaños, pero sobre todo tienen un deseo común, de todo un país, volver a su tierra, poder caminar por sus calles, bañarse en sus aguas y descansar bajo sus palmeras, recorrer sus dunas y perseguir sus nubes.
Yo no pararé, el año que viene y como dije al principio de este blog, terminaré mi proyecto "El pueblo olvidado", con él terminará este blog, concebido para un fin concreto, pero yo no pararé, seguiré conociendo a los Saharauis y seguramente seguiré escribiendo sobre ellos y como cada día, tendré mis pensamientos para ellos. Y volveré al Sahara, seguro, y volveré con mis cámaras, seguro, y volveré a retratar al abuelo, seguro, y no pararé de tomar fotografías porque ellos transmiten lo que yo quiero captar, porque emiten un sonido muy especial que retumba cada día entre duna y duna, el sonido de la libertad.
miércoles, 31 de diciembre de 2008
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1 comentario:
Macho el final del texto me ha encantado.
Veo lo que sucede en Gaza y siento odio, frustración, desesperación. Quizás esto lo siento con más fuerza ahora que me siento hermano del pueblo saharaui, un pueblo que al igual que el Palestino pide justicia y libertad.
Deivid Feliz 2009 para ti y para tu familia
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